Adolescencia: Cinematografía Espectacular, con un Mensaje a Medias
Aunque Adolescencia busca "salvar vidas", su retrato limitado podría avivar el odio hacia una comunidad de jóvenes vulnerables: los incels.
La miniserie Adolescencia, está causando conmoción. No solo ha ocupado el primer lugar en el ranking de 93 países, en la escena política también está dando de qué hablar: en el Reino Unido, una diputada ha solicitado que se proyecte en el Parlamento, argumentando que podría ayudar a contrarrestar la violencia contra mujeres y niñas.
Desde el punto de vista artístico, Adolescencia es una obra sólida. La actuación de Owen Cooper como el problemático Jamie Miller, es particularmente notable, tanto mas porque es su primer papel.
Eddie Miller, el padre, es interpretado por Stephen Graham, un actor veterano que también nos ofrece una actuación magistral. Graham parece particularmente dotado para encarnar a personajes iracundos e inestables:
Lo demuestra en la película Boiling Point, al interpretar con maestría a un chef adicto y explosivo. Curiosamente, esta cinta fue dirigida por Philip Barantini, quien también dirigió Adolescencia, y empleó la misma técnica de filmación en una sola toma, sin cortes.
Como propuesta cinematográfica, Adolescencia es una obra magistral, tanto que The Guardian se ha referido a ella como “lo más cercano a la perfección televisiva en décadas”. Por otro lado, en cuanto a su representación de la comunidad ‘incel’, la obra ya no es tan sólida: Recurre a generalizaciones injustas, y les hace un escaso favor al retratarlos como potenciales depredadores.
Vayamos en orden.
Adolescencia parte de la premisa de que Jamie Miller, asesina brutalmente a apuñaladas a Katie, su compañera de instituto, luego de caer bajo la influencia de la manosfera, particularmente de grupos incels extremistas. Por otro lado, la tesis subyacente, sugiere que el asesinato no fue causado solo por la mordaz influencia de estos grupos, sino también por la agresividad masculina, representada simbólicamente por el temperamento explosivo de Jammie y Eddie Miller.
Aunque Adolescencia toca puntos importantes como el acoso escolar y los apuñalamientos entre adolescentes, el eje central de la serie es la cultura incel y como esta puede tener repercusiones extremas cuando se combina con otras fuerzas destructivas, como la ira masculina.
El fenómeno de los incel es una realidad compleja que apenas empezamos a comprender, y la forma en la que la serie lo aborda, no está a la altura de tal complejidad.
William Costello, quizá el investigador más destacado de esta cultura, los define como:
“Un grupo de hombres que construyen una fuerte identidad en torno a su percibida incapacidad para formar relaciones sexuales o románticas. Frecuentan foros en línea, a menudo en grupo, y su retórica puede adentrarse en un terreno bastante misógino.”
Los incels se consideran carentes de atractivo para las mujeres, de modo que, en sus propias palabras, lo único que les queda por hacer es "sentarse y pudrirse".
No obstante, una parte de ellos culpa de su situación a las mujeres y a ciertos hombres que consideran de alto estatus. Erróneamente sostienen que la mayoría de mujeres se sienten exclusivamente atraídas por esta diminuta minoría de hombres.
Para los incels, las reglas de la selección sexual están escritas y son inalterables: en el ámbito sexual, ellos son los irremediables perdedores.
Con esta visión notoriamente nihilista, pareciera inevitable que algunos hombres incel graviten hacia el resentimiento y la violencia. Sin embargo, no todos son así. Y Adolescencia, falla en reconocer este hecho básico.
Es innegable que algunos de sus miembros mas vocales enarbolan una retórica misógina y cargada de odio, no obstante, muchos de ellos, son en realidad, jóvenes deprimidos y solitarios, que se sienten genuinamente rechazados por sus pares.
En el estudio “Niveles de bienestar entre hombres incel”, William Costello hizo importantes hallazgos que se contraponen al estereotipo de los incels como seres destructivos y violentos, entre ellos:
El 73% de los incels cumplen los criterios de depresión moderada o grave frente al 33% de los no incels.
El 67% de los incels padecen de ansiedad severa o moderada frente al 38% de los no incels.
Aproximadamente un tercio de los incels califican para un diagnóstico de autismo
Y quizá lo más preocupante: el 30% de ellos ha pensado en el suicidio cada día durante las últimas dos semanas
Estos niveles de ideación suicida, son extraordinariamente altos. Consideremos, por ejemplo, que en México, menos del 8% de los adolescentes y adultos, reportaron haber pensado en suicidarse, alguna vez en la vida. Incluso sin la misma ventana temporal, la diferencia es abismal.
En otras palabras, podemos ver en los incels a una comunidad peligrosa, que debe ser desmantelada con urgencia, tanto como si se tratara de una célula terrorista, o como un grupo de jóvenes que necesitan desesperadamente apoyo en el ámbito de la salud mental.
Lo que no necesitan son dosis adicionales de demonización y bullying. Uno de los sesgos narrativos mas evidentes de la serie, es no darle el peso apropiado al acoso que Jamie sufría en su instituto. En una de las escenas más elogiadas de Adolescencia, Jamie le confiesa a la psicóloga que lo entrevista que Katie era particularmente cruel con él. Tanto que en una ocasión, ante un intento de cortejo, ella le insinúa que ni en sus momentos de mayor vulnerabilidad estaría dispuesta a salir con él.
En el mundo real, la palabra incel es usada como un insulto, ‘eres un incel’ equivale a decirle a un hombre: ‘eres un perdedor, incapaz de atraer a una mujer.’ Es un insulto dirigido a la capacidad sexual de los hombres. Una faceta que, como es evidente, es particularmente relevante en la psicología masculina. Humillar a un hombre por su destreza sexual constituye una auténtica herida en el ego.
Pero el desprecio hacia esta comunidad, no se limita a estas humillaciones. Si bien, en los foros incels hay una notoria tendencia a la retórica de odio, también existen niveles elevados de abuso hacia ellos. Acoso que no se limita a simples emojis en instagram, como Adolescencia sugiere.
“Existe una verdadera hostilidad hacia los incels— explica Costello. Son objeto de acoso con bastante frecuencia. […] Son el único grupo del que puedes hablar en línea de la forma que quieras sin enfrentar consecuencias; de hecho, casi todos te aplaudirán por hacerlo. […] Incluso existen foros como Incel Tears (lágrimas de Incel) en Reddit, cuyo propósito es que la gente se burle de los incels. El nivel de acoso en esos foros se volvió tan grave que tuvieron que implementar una regla pidiendo a los usuarios que dejaran de alentar a los incels a suicidarse.
Esa es una de las limitaciones más penosas de Adolescencia: hace un retrato unidemensional de los incels como agresores, sin enfatizar el grave acoso que experimentan en la vida real, ni como este abuso deviene en suicidio a causa del aislamiento y la fragil salud mental de algunos de ellos.
Incluso, en la serie parecieran sugerir que el comportamiento de Jamie no obedece al abuso que padecía, sino a los problemas de ira que heredó de su padre. A lo largo de la serie, Jamie es presentado como un muchacho confundido, incapaz de leer la realidad apropiadamente y con tendencia a experimentar arranques de agresión. Por otro lado, en el capítulo final, observamos a su padre lidiar con los mismos conflictos. De alguna manera, se nos da a entender que la ira masculina es el verdadero problema: puede destruir vidas.
No obstante, en realidad, el verdadero problema es el acoso: en el 2017 en Mexico, el senado informó que alrededor del 60% de todos los suicidios en menores guardan relación con el acoso. Por otro lado, los perfiles de los tiradores escolares en los Estados Unidos, también revelan un problema grave de abuso: muchos de ellos actúan impulsados por un siniestro deseo de venganza a causa del maltrato recibido.
¿Es justificable su actuar? Definitivamente no. Pero minimizar la gravedad del acoso, tampoco ayuda a resolver el problema.
Desde luego, sería reduccionista sugerir que el acoso es el factor determinante en estas tragedias, pero su impacto es innegable. Ser rechazado—o peor aún, humillado—por sus pares puede producir heridas psicológicas profundas, con consecuencias potencialmente catastróficas.
Un viejo proverbio ilustra bien esta dinámica:
"El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para sentir su calor"
La muerte pareciera ser el desenlace en los casos extremos. Pero no nos equivoquemos, mientras una minoría de incels atentará contra otras vidas, la mayoría lo hará contra la suya.
Ese es el ángulo en el que los creadores de Adolescencia prefieren no profundizar: El de un grupo vulnerable cuyos miembros exhiben niveles elevados de aislamiento, depresión, ansiedad, neurodivergencia y suicidio.
Jack Thorne, co-escritor de la serie, en una entrevista para la BBC comentó: “Quiero que [Adolescencia] se proyecte en las escuelas, quiero que se proyecte en el Parlamento. Es crucial porque esto solo va a empeorar”.
Si la situación empeora, una de las causas podría ser el retrato parcial que hicieron Thorne, Graham y Barantini. Adolescencia podría avivar el resentimiento de los incels más extremistas, pero también podría intensificar el acoso y rechazo hacia ellos, haciéndolos aún más aislados, frágiles y propensos al suicidio.
En ese sentido, asumiendo que Adolescencia busca “salvar vidas” denunciando la ira y agresión de los incels, es probable que tuviera mejores resultados si reflejaran con justicia la vulnerabilidad en la que muchos de ellos se encuentran.
De acuerdo con Costello, muchos incels consideran que la sociedad está estructurada de modo que siempre lleven las de perder. Algunos incluso sostienen que la sociedad no siente simpatía por ellos y su experiencia.
Pues bien, la forma en la que los incels son retratados en Adolescencia, bien podría servir como una confirmación de sus creencias: La sociedad los desprecia, prueba de ello, es esta serie que los colocó en el ojo del huracán, de una manera deliberadamente negativa.
Al final, Adolescencia es una serie que vale la pena ver. Las actuaciones de Graham y Cooper merecen ser elogiadas. Thorne demuestra que es un guionista dotado. Barantini hace un trabajo magistral con sus secuencias ininterrumpidas. Y es positivo que haya abierto el debate en torno a los incels, sin embargo, a causa de su representación sesgada deberíamos considerarla sólo como el punto de partida para una discusión mayor, una conversación compasiva que demuestre que somos una sociedad que tiende puentes, no que los quema. Que busca comprender el dolor de estos jóvenes, no solamente condenarlos.
Recordemos que el objetivo es salvar vidas, y la vida de ellos es igualmente valiosa.
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