El Suicidio Infantil Está en Aumento: ¿Son las Redes Sociales la Causa?
Esta es la primera parte de un reportaje sobre el drástico aumento del suicidio entre niños y adolescentes y su peligroso vínculo con las redes sociales.
Damián se quitó la vida dos días antes de cumplir 14 años. En su escuela, una secundaria pública ubicada en una de las zonas más pobres del Estado de México, lo recuerdan como un chico amable, dedicado y tímido.
Sus amigos se sorprendieron cuando el director se presentó en el salón de clases para comunicar la noticia y contener los ánimos. Casi todos en el salón asistieron al entierro.
Trinidad, la madre de Damián, estaba inconsolable. Francisco, el papá, permanecía en silencio, cabizbajo, más taciturno que doliente. Los estudiantes se acercaron a Trinidad para darle el pésame con la timidez propia de los adolescentes.
A Francisco, muy pocos se le acercaron. Tenían sus razones:
Damián era gay, y sospechaban que su papá, incapaz de aceptar sus preferencias, había ejercido una siniestra presión sobre él.
Damián era gay -me contó Diego- uno de sus compañeros. Creo que eso a su papá le molestaba y lo quiso ‘curar’. Lo llevaba con prostitutas, lo exhibía exageradamente como un macho cuando no lo era. Damián no resistió y tomó la opción. Fue impactante para todos.
Más adelante, Diego me relataría que él también atravesó episodios en los que consideró quitarse la vida.
Mi salud mental tampoco ha sido la mejor, alguna vez lo consideré, pero Damián me cambió la vida indirectamente, y pues ya no lo considero, porque me gusta mi vida ahora, pero el suicidio es algo muy presente, por ser tan común.
Diego no se equivoca, el suicidio entre los menores de edad ha aumentado progresivamente y se ha intensificado en las últimas décadas, en todo el mundo.
La edad media de los suicidas ha ido disminuyendo desde hace tiempo -escribió Andrew Solomon, para The New Yorker- mientras que la tasa de suicidios entre los jóvenes ha ido aumentando. Entre 1950 y 1988, la proporción de adolescentes de entre 15 y 19 años que se suicidaron se cuadruplicó. Entre 2007 y 2017, el número de niños de entre 10 y 14 años que lo hicieron aumentó más del doble.
En América Latina, el problema es todavía más complejo. De acuerdo con las Naciones Unidas, el suicidio a nivel mundial, entre 2000 y 2019, disminuyó un 36%; sin embargo, en ese mismo periodo, en LATAM aumentó un 17%, mientras que en México creció el 60%.
En México, lo mismo que en el resto del planeta, el suicidio se ha comenzado a estabilizar entre los adultos de 35 a 44 años, mientras que entre los menores de entre 10 y 17 años, los casos casi se han duplicado.
De hecho, este es el grupo con el crecimiento más alto de toda la población: pasó de 2 suicidios por cada 100,000 personas en el 2000 a 3.9 en 2023.
Para advertir la gravedad del problema, basta considerar que en el 2020, año en el que la pandemia de COVID-19 alcanzó su punto más mortífero, murieron 392 niños menores de 17 años. Ese mismo año, 1,150 menores de edad se suicidaron. El suicidio arrebató tres veces más vidas que el COVID en su momento más feroz.
Desde que tenemos registros, la tasa de suicidios masculinos siempre ha sido significativamente más alta que la femenina. Solo en 2023, en México se reportaron 7,163 suicidios entre los varones y 1,162 entre las mujeres, es decir, el índice de suicidio entre hombres es de 11.4 por cada 100,000 habitantes, y en el caso de las mujeres, es de 2.5. El 86% de los casos de suicidio en el país corresponden a hombres.
Sin embargo, entre los niños y niñas de entre 10 y 14 años, la diferencia es mucho menor. De los casos de suicidio reportados en 2023, las niñas representaron el 46.6%, y los niños, el 53.4%.
Aunque la cantidad de suicidios entre niños es mayor que entre niñas, la tasa de suicidio en las chicas de 10 a 19 años es más alta que en las mujeres mayores de 20. Es decir, la tendencia mundial en la que los jóvenes se quitan la vida cada vez más que los mayores es más evidente entre las mujeres mexicanas.
El suicidio no es el único indicio de que hay algo siniestro ocurriendo en las infancias mexicanas:
En 2022 se atendieron 9,847 personas por autolesión; los adolescentes de entre 10 y 19 años representaron casi la mitad de los casos. Los problemas de sueño entre 2021 y 2022 crecieron del 12.3% al 15.6%. Antes de la pandemia, se estimaba que el 2% de los niños y adolescentes padecían depresión; esta cifra aumentó hasta el 11.5% en el periodo posterior.
Por otro lado, un estudio de 2023 de la conducta suicida en México encontró que los intentos de suicidio entre adolescentes han crecido un 600% desde 2006. También reveló que el 6.5% de los adolescentes han atentado contra su vida al menos una vez en su vida, frente al 3.5% de los adultos. Y en el último año, el 3.1% de los adolescentes intentó suicidarse, una cifra que se reduce al 0.6% en la población adulta.
Podríamos continuar apilando datos, pero el panorama es claro:
El suicidio en México ha aumentado constantemente cada año. Los hombres se quitan la vida casi 6 veces más que las mujeres. Pero a medida que profundizamos en los rangos de edad, advertimos que el suicidio entre las infancias ha aumentado más que cualquier otro grupo, y aunque entre estos también hay más casos en la población masculina, las niñas y adolescentes mexicanas son el grupo que está creciendo con más velocidad.
Este mismo patrón se observa cada vez con más claridad en otras partes del mundo: el suicidio infantil está en aumento, la salud mental está en declive, y la caída ocurre de manera más estrepitosa entre las niñas.
Una serie de hallazgos muestra aumentos sustanciales en los índices de depresión, ansiedad, autolesiones y suicidio entre adolescentes desde 2010, en la mayoría de los países de habla inglesa, incluidos Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda; y en las cinco naciones nórdicas: Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia e Islandia.
Esto coincide con otros dos fenómenos: por un lado, cada vez hay más niños usando redes sociales y acumulando cantidades de tiempo alarmantes frente a sus pantallas; por otro, en los últimos dos años se ha incrementado la cantidad de demandas en Estados Unidos por suicidios y daños a la salud mental de los adolescentes, contra prácticamente todas las empresas de redes sociales: Facebook, Instagram, TikTok, YouTube y Snapchat.
En México, cuando intentamos explicar el declive de la salud mental y el aumento del suicidio en la población infantil, recurrimos a las explicaciones de siempre: la inseguridad, las condiciones socioeconómicas, los problemas en casa, los cambios hormonales propios de la adolescencia, entre otros.
Sin duda, esos factores importan. No obstante, son variables que siempre han estado ahí, y aunque algunos se han intensificado en los últimos años, como la inseguridad, por sí solos, no explican el aumento tan pronunciado en los índices de depresión, suicidio y autolesión infantil, en un espacio de tiempo tan específico.
De modo que es probable que exista un factor más que esté amplificando los efectos de variables previamente existentes. Ese candidato podría ser el uso excesivo de las redes sociales. Es importante analizar esta posibilidad con seriedad, tal como ya están haciendo muchos países desarrollados.
Parte 2 de este reportaje:
Felicitaciones por el gran trabajo que haces en este blog y en redes sociales. Actualmente estamos trabajando en un proyecto de salud mental que se enfoca en atacar la problemática del suicidio y la soledad. Seguimos tu trabajo con atención y lo compartimos porque merece ser difundido. Sigue así.